"Generación Odisea" o el fenómeno de la adolescencia tardía


Preguntas y respuestas del Lic. Rolando Martiñá acerca de este generalizado fenómeno psicosocial.

En esta interesante nota publicada con el título de "Odisea, la generación que se niega a crecer", se incluyen diversos comentarios de especialistas argentinos y extranjeros acerca del fenómeno adolescencia tardía. Más allá del mayor o menor acuerdo con cada uno de ellos…nos llevan a plantearnos algunos interrogantes.
En primer lugar acerca de la denominación mítica elegida: Odisea.
Odiseo (o Ulises), fue un rey convocado a unirse a la guerra…Era muy astuto y contribuyó grandemente a la victoria aunque hubiera preferido permanecer en su tierra, junto a su esposa y su hijo. Justamente, deseoso de regresar a reunirse con ellos y recuperar su reino, desafió innumerables adversidades hasta lograrlo. ¿Es este precisamente un ejemplo de "inestabilidad juvenil"?...
La decisión de elegir la denominación "Odisea" quizá algo pueda hacernos pensar acerca del modo de percibir el asunto, y por tanto de afrontarlo.
Hoy vivimos tiempos de desidealización. Como suelo decir: estos niños le han visto los hilos a las marionetas. Es cada vez más difícil "creer (y hacer creer) a pie juntillas" en alguna cosa, sobre todo si es a largo plazo. Pero esto no ocurre por obra de un grupúsculo de "posmodernos trasnochados", ni porque la gente se haya dejado convencer pasivamente de que le encanta gratificarse comprando objetos (tema nada banal, que da para mucho…).
La realidad, como siempre, es producto de una evolución que, como los ríos, "trae de todo", para bien y para mal. Por caso: el siglo XX produjo las catástrofes más grandes de la historia (justamente vinculadas luego a una enorme "desidealización"), y a la vez, produjo en algo más de cien años, más inventos que el resto del devenir humano. Entre ellos, muy especialmente, los desarrollos tecnológicos sobre todo relativos a la comunicación… Por tanto – y esto es crucial - la validez del esfuerzo, la duración de los compromisos o la viabilidad de las metas, no han desaparecido de la mente humana, pero han cambiado de significación.
La cosa se complica, sin embargo, cuando estos “adultescentes” (como alguien los llamó), tienen hijos. Y, obviamente, los mandan a la escuela y a muchas otras partes, donde deben convivir con los demás. Son padres de 30 y pico, con padres de 60 y pico aún activos, e hijos "agrandados" que manejan celulares a los seis y van a bailar a los doce. Y cuyos maestros, además, a menudo pertenecen a la misma categoría de los padres…
O sea: somos todos jóvenes. ¿Y los jóvenes, se pueden criar y educar "entre sí"? En este auténtico crucigrama: ¿bastan las "palabras horizontales", sin ninguna "vertical"? Y si no bastan ¿cuáles deberían ser esas "verticales", concientes de las nuevas y numerosas "horizontales" con las que deberán competir? ¿Es posible recuperar las "verticales" que sirvieron a nuestros abuelos o es necesario "inventar" otras? ¿Totalmente nuevas o a partir de los rasgos permanentes de las anteriores? ¿Cómo? ¿Cuánto? ¿Cuándo?
Es obvio que hace falta un enorme esfuerzo…porque hoy está bastante claro… que aunque los niños necesiten y disfruten mucho de sus incrementadas relaciones simétricas horizontales, siguen necesitando relaciones asimétricas verticales, para crecer bien…
¿Será posible? ¿Se podrá ayudar de algún modo?
Por ejemplo, sí será posible y sumamente provechoso, que estos "padres adolescentes de niños adolescentes" puedan conciliar:
· "Es bueno compartir este juego con vos" con "yo soy responsable de tu vida… es decir respondo por…"
· "Es bueno explorar, aventurarse, disfrutar…" con "yo conozco riesgos que ni te imaginas, y tengo derecho a un alerta…Y también a un no"
· "Muchos, muchas veces hemos padecido abuso de autoridad.." con "la autoridad es necesaria, va de la mano con la responsabilidad…"
· "Es bueno que tengas amigos" con "yo no soy uno de ellos... Los amigos satisfacen algunas necesidades, los padres, aunque sean "amigables", otras…"
· "No hay padres perfectos" con"mejor unos imperfectos que ninguno…"
· "Sé que me odiarás, al menos un rato por lo que te digo…" con "pero igual te lo debo decir…"

En fin, que los padres actuales podrán cambiar de carrera o de trabajo varias veces; podrán no querer renunciar a ciertos placeres; podrán desistir de tener programado de la A a la Z su futuro y el de sus hijos. Pero si traen nuevos seres al mundo no deberían dejar de ocuparse de ellos y de transmitirles con amor, pero con firmeza, la continuidad fundamental de la irreductible diferencia que – desde las cavernas hasta hoy – existe entre un ser que se asoma a la vida y otro que lo ha convocado a ella, que la vivió más y que debe responder por él.
La Nota completa en
http://www.educared.org.ar/entrepadres/seccion01/03/index.asp?id=1484&m=01&s=3