El periodismo norteamericano y la libertad de prensa

Por Adrián Pino
EEUU - Enviado especial


El territorio está impregnado por las huellas de la familia Bush. En los hogares del sur oeste de los EEUU es habitual encontrar la foto de los Bush en los portaretratos de la casa. Ya sea el propio George W. (o Bush 43 como lo llaman los norteamericanos para diferenciarlo de su padre que fue el presidente número 41) o la foto de su esposa Laura, el matrimonio del partido Republicano ocupa un lugar central en la vida de estas familias. El millonario negocio del petróleo que manejan los Bush y la impronta conservadora que siempre caracterizó al suroeste transforman a West Texas en tierra fértil para los votos republicanos. Sin llegar a los extremos, puede decirse que ser Demócrata es difícil por estos lares.
Los medios de comunicación acompañan esta forma de ser. Los editores de los diarios con los que me he entrevistado en todos estos días, reconocen en voz baja que hay muchas cosas que les gustaría cambiar en sus periódicos, pero los prejuicios y el conservadorismo de los lectores son argumento suficiente para dejar las cosas como están.
Los tabúes llegan a tal punto que las fotos de las bellas mujeres del carnaval en las páginas de El Día disparan el mismo comentario por parte de los diversos periodistas estadounidenses que han visto el diario: “nosotros no podemos publicar fotos como éstas”, aseguran. “La gente es muy moralista y si publicamos una foto de mujeres ligeras de ropa, inmediatamente tendríamos cientos de lectores que suspenderían la suscripción”, argumenta Terry Grinberg, editor jefe del Avalanche Journal, un diario de la ciudad de Lubbock que tiene una tirada diaria de 25 mil ejemplares.

La cotidianeidad del diario
Son las once de la mañana. Los jefes de sección suspenden sus tareas en el diario y se sientan en la mesa de reuniones. Llegan los jefes de Deportes, Fotografia, Diseño, Lifestyle, Noticias, el editor y el responsable de la edición digital del diario. Café de por medio, el editor pide las primeras impresiones a cada uno para la portada del día siguiente. Por turnos, van explicando sus historias más importantes, los puntos no resueltos y la agenda para el resto del día, que podría aportar nuevas noticias. Todo está escrito en un borrador del que todos tienen copia, preparado por el jefe de redacción con el aporte de cada una de las secciones en las primeras horas de la mañana. Se discuten algunas historias, pero rápidamente queda claro aquel día que las consecuencias de los tornados en la zona tendrán el lugar principal de la tapa del día siguiente.
Igualmente a las 3 de la tarde habrá una segunda reunión. Ahí los temas ya están prácticamente definidos, y sólo se hacen algunos ajustes y anotaciones a los pedidos del diagramador y los periodistas, que avisan de algunas fotografías que necesitan para ilustrar sus notas.
Todo es rápido y ejecutivo. Nada de largas discusiones u opiniones encontradas: los criterios parecen claros. La reunión no dura más de 30 minutos. Cada uno vuelve a su lugar de trabajo y fin de la historia.

Independencia de criterio
En el trabajo diario, las diferencias con lo que ocurre en las redacciones de los diarios del interior de la Argentina son mínimas: una mejor organización de las áreas, separación absoluta entre el departamento comercial de los diarios y el área de noticias. Terry Grinberg, editor del Avalanche Journal, afirma que las relaciones comerciales no inciden “en lo más mínimo en las decisiones editoriales”. Y en la práctica, estos preceptos se cumplen. En las reuniones diarias que se mantienen para definir los temas del día siguiente, la única área que no participa es justamente el departamento comercial. La distribución de los espacios dentro de las redacciones de los diarios colabora con esta distancia, ya que generalmente el piso inferior o el área más cercana al ingreso a los edificios está destinada al departamento de ventas.
Igualmente, vale una aclaración. El departamento de ventas es el más importante en todos los diarios. Generalmente se destina toda una planta para quienes trabajan en el área, tienen un diseñador gráfico que trabaja especialmente en el diseño publicitario y revisa los originales que mandan las agencias. Otro dato importante: el área comercial tiene prioridad al momento de ocupar espacio en las páginas de los diarios: “se diagraman todos los espacios publicitarios, y a la mañana temprano nos avisan cuánto espacio queda disponible para las noticias”, cuenta Terry Grinberg del Avalanche Journal de Lubbock.
En la tarea diaria, los fuertes cambios climáticos y los deportes son los únicos asuntos que rompen con la rutina y alimentan la circulación de los diarios locales, que tienen un fuerte arraigo en cada una de sus comunidades. La estabilidad económica, una vida planificada y una bajísima desocupación del 3 o 4 por ciento le dejan poco que hacer al periodismo local.


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